Es malo formar personas y que se vayan pero aún es mucho peor no formarlas y que se queden (Henry Ford)

miércoles, 21 de mayo de 2014

Prato: la capital de los trapos

Prato es una ciudad de la Toscana que tiene una larga tradición textil y que en otros tiempos contaba con una industria rica y próspera, que daba muchos empleos. Por desgracia, esta industria tan arraigada en la ciudad se ha desmoronado completamente en los últimos veinte años, incapaz de competir con los productos textiles chinos. Una víctima más del proceso de globalización económica.
En pocos años Prato ha sufrido una radical transformación. Hoy viven en ella inmigrantes de 100 nacionalidades y más de la mitad son chinos, en lo que constituye una de las mayores comunidades chinas de Europa.
Por ironías del destino estos inmigrantes chinos que residen en Prato se dedican a trabajar en los talleres textiles, pero en unas condiciones deplorables, en absoluto comparables con las que existían en las fábricas cerradas. Son talleres a menudo clandestinos en los que sus empleados trabajan a destajo, las más de las veces sin papeles y en situación ilegal.
Esta triste realidad es denunciada en La historia de mi gente por el empresario y escritor Edoardo Nesi, hijo y nieto de empresarios textiles pratenses.


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